ENTREVISTA A: TENIENTE FERNANDO
RIVERO, Asesor Técnico del Coronel Jefe del Servicio de Montaña de la Guardia
Civil
La Montaña, inmensa
creación natural que lleva hasta lo más alto de la tierra. Permite respirar su
libertad, deslizarse sobre ella o incluso ahondar en lo más íntimo de su
interior. Sin embargo, degustar estas sensaciones conlleva un peaje; el riesgo.
Se asume y se prepara. Pero a veces las exigencias son inesperadas. De un
momento a otro y sin previo aviso, la caprichosa meteorología puede dar un
cambio y convertir el paraíso en infierno.
Los Grupos de Rescate e Intervención en Montaña, GREIM,
llevan 47 años realizando labores de rescate en lugares de difícil acceso,
llegando incluso a poner en riesgo sus vidas.
-¿Es la meteorología tan exigente en
la montaña?
-Hay ocasiones en las
que no hablamos de meteorología adversa sino de condiciones climatológicas
terribles contra las que no se puede luchar ni aún con un equipo medianamente
bueno. La mayor parte de las veces una ventisca nos puede desorientar o
provocar una leve hipotermia pero hay veces que la fuerza de la naturaleza
puede con todo lo que se ponga por delante. Afortunadamente este tipo de
situaciones suelen ser previsibles y debemos de atender a los avisos de AEMET y
quedarnos en casa. En cuanto a la responsabilidad de estos incidentes que
ocurren con la meteorología es evidente que si no llevamos el equipo adecuado y
no atendemos a las previsiones de tiempo desfavorable ha sido responsabilidad
nuestra enfrentarnos a un clima contrario.
-¿Son las personas conscientes de los
peligros a los que se someten?
-Quiero pensar que sí
pero siempre con un grado de control adecuado. Algunas actividades en la
naturaleza reciben el nombre de “deportes de riesgo”, así que ya sabemos a lo
que nos enfrentamos y con qué nivel para cada una de las actividades. No
debemos de sobrestimar nuestras posibilidades y aunque existe un riesgo asumido
en los deportes de montaña debemos elegir aquellas actividades que vayan acorde
con nuestro nivel de preparación.
-Evidentemente hay de
todo. Los medios con los que contamos actualmente y la preparación han mejorado
los rescates y, por lo tanto, las condiciones en que se realizan. Muchas veces
nosotros no podemos elegir esos momentos en los que la meteorología es
favorable y hay que salir con lluvia, viento, de noche, etc… porque han
reclamado nuestro auxilio. Hay una máxima que ha imperado entre los
especialistas de montaña de la Guardia Civil desde su creación en 1967 y es la
de no dejar un rescate para el día siguiente, a no ser que la patrulla de
rescate corra algún riesgo que pueda ser aminorado con una paciente e
inteligente espera o bien que el propio demandante del auxilio así nos lo diga.
No es la primera vez que nos llama un extraviado para decirnos que está bien,
que va a vivaquear durante la noche con buen tiempo y que avisemos a su familia
de ello y que si no se orienta por la mañana que vayamos a buscarle.
-¿Cómo es posible trabajar la
seguridad y la prevención en condiciones tan adversas?
-Con práctica. Antes de
enfrentarnos a una operación de riesgo llevas ya un bagaje en el período
formativo y el que lleva años de servicio ya ni te cuento. Uno de los criterios
de selección del Curso de Especialista en Montaña es la capacidad de afrontar
situaciones de estrés sin perder el control. Las normas de seguridad las sabes
pero ahora tienes que saber aplicarlas en situaciones críticas. Eso nos ha
evitado más de un accidente.
-Supongo que habrá una preparación
física, pero psicológica también. ¿No es así?
Primero se selecciona al
componente humano en unas pruebas para el acceso al Curso. Estas pruebas
incluyen un componente psicológico bastante importante, además del físico. No
sólo tienes que saber trabajar bien sino saber trabajar en grupo y en
situaciones adversas.
¿Cómo se toman las decisiones en una
situación tan dura?
Normalmente manda más
la experiencia que la jerarquía en los rescates pero si en algún momento hay
que tomar una situación un poco difícil se procura consensuar entre los
rescatadores.
Hace unos meses vuestro equipo de
rescate de León sufrió un accidente en un rescate que se saldó con la vida de
tres miembros del GREIM. ¿Hasta qué punto se asume el riesgo que conlleva esta
profesión?
Sabes que estás
expuesto a este tipo de cosas e intentas por todos los medios adoptar las
medidas que tiendan a evitarlas. Si verdaderamente tuviéramos la sensación de
estar en peligro continuamente no podríamos aguantarlo. Una de nuestras labores
es investigar por qué ocurren los accidentes. Eso te ayuda a evitar los tuyos
también y con nuestras campañas de prevención a evitar que le ocurran a más
gente.
¿Cuál ha sido uno de los rescates más
memorables?
Con frecuencia no
coincide la visión del rescatador con la de los medios de comunicación y muchas
veces se da cobertura a actuaciones que
para nosotros no han tenido el valor que podrían tener otros que pasan
totalmente desapercibidos. Por eso no quiero mencionarte ningún rescate en
concreto. En cuanto a la dureza creo que todos los especialistas estamos de
acuerdo en que los rescates más duros son los de espeleología. Te mueves en
unas condiciones de humedad, falta de visibilidad, necesidad de evacuar con
cierta premura para evitar males mayores, coordinación de gran cantidad de
personal, duración de las tareas de rescate, uso de explosivos en espacios confinados….
¿Cuál es la sensación una vez acabada
la jornada en un trabajo como éste?
Sin duda alguna de
placer. En la vida militar hay una frase muy bonita que lo resume...” la íntima
satisfacción del deber cumplido”. Por cierto, un deber que se hace con sumo
gusto.
¿Cómo es el día a día ahora que
estamos en pleno invierno?
Por ejemplo, esta
semana ha sido un poco complicada. La alerta meteorológica que de manera
extraordinaria han predicho los medios oficiales ha hecho que la gente no salga
al monte. A pesar de eso, se ha tenido una actuación delicada durante el fin de
semana en el Pirineo, en la que se puede ver un ejemplo, en el que no se pudo
socorrer por riesgo de los propios rescatadores. Una vez que el equipo de
rescate se cercioró de que podían pasar la noche al abrigo de una cueva de
nieve se suspendieron las labores de búsqueda hasta el amanecer. Final feliz.
Artículo elaborado por: Zuriñe Álvarez
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