Muchos padres y madres cuando los niños empiezan a andar te
dicen que “Todo se lo lleva a la boca”.
Esos ”cien ojos” con los
que solemos estar pendientes de nuestros pequeños ante estas situaciones pueden
fallarnos en alguna ocasión.
Las intoxicaciones alimentarias aumentan durante el verano por causas
naturales. Aunque las bacterias están siempre presentes en el medio ambiente,
estos microorganismos crecen más rápidamente en los meses calurosos del verano.
Para conocer mejor qué debemos saber, cómo podemos
prevenir e identificar una intoxicación, y qué hacer ante tal circunstancia,
nos hemos puesto en contacto con la Dra. Espejo Pareja, Pediatra-Puericultor,
Director Médico del Centro
Dra.Espejo, y Secretario General de la Sociedad Española de Puericultura.
¿Cuáles suelen ser las consecuencias
de una intoxicación? y ¿cómo afectan a la salud de los niños?
Las intoxicaciones más frecuentes son por sedantes e hipnóticos,
antidepresivos, insecticidas de uso doméstico, monóxido de carbono,
hidrocarburos y derivados del petróleo o por sustancias corrosivas.
Aunque la gravedad de una intoxicación dependerá del producto y de la cantidad
ingerida, sí pueden observarse algunas consecuencias tras ingerir:
*Barbitúricos: Pueden dejar daño cerebral.
*Parafina, bencina: Si fue aspirada y pasó a los pulmones, puede dejar
un daño en ellos.
*Sosa cáustica: Su ingestión quema el tubo digestivo, lo que puede
acarrear, a la larga, una estrechez del esófago.
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